Da capo

Se comienza otra vez, sin discriminaciones de edad; nunca es tarde para sacudirse las telarañas.

Nada más poco estimulante que un manojo de viejas que sólo busca lucir ante los nietecillos un conjunto de presas entrevistas al pasar, ocultas tras los disfraces que buscan esconder el deterioro. ¿Listos los anzuelos? Vamos viendo quien convence a alguna prójima o prójimo con menos historia encima.

Mientras tanto, no estaría mal escribir algún texto que sirva. Creo en los milagros.

¿Tirar la esponja, la toalla o lo que sea?

Es lo que se está a punto de hacer. El grupo está asistiendo a clases de teatro para "el adulto mayor" y la temática de este año es concientizar a las poblaciones periféricas de la comuna sobre el respeto que se debería a nosotros los viejecillos. Pero el asunto no me convence. Cierto es que autores como Brecht y tantos otros usaron el teatro como medio de difundir o atacar ideas, pero en forma eficaz, no como se pretende, haciendo improvisaciones hasta dar con algún tema "edificante" en el lenguaje coloquial grosero con resortes vulgares, mostrado en forma ramplona.

¿Qué podemos buscar en el teatro? ¿Revolcarnos mientras nos dure el breve resto de vida en problemas de contemporáneos? ¿O vivir la vida diaria sin meternos en un ghetto?

Por ahora, no le veo salida convincente.